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9 de septiembre de 2013

El "infierno" de Cardozo y lo "frío" de Vázquez

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Son dos polos opuestos, son como la explosión y la quietud, son José Saturnino Cardozo, técnico de Toluca, y Guillermo Vázquez Herrera, de Cruz Azul, quienes vibran y disfrutan del futbol a su modo.


En ningún instante se queda quieto el paraguayo, es un bullicio y torrente de emociones y acciones. Su cuerpo se mueve a mil por hora, levanta las manos, señala con la derecha, con la izquierda, camina hacia delante, a los costados, grita, silba, da instrucciones con señas.

Protesta las decisiones del árbitro José Alfredo Peñaloza, a quien no ve cuando el silbante lo recrimina y lo amenaza que no le aceptará una más.

Se enoja más cuando fallan en la entrega del balón. Carlos Esquivel dio mal un pase fácil y entonces José Saturnino se va a la banca y prepotente le dice a Oscar Rojas que caliente, el futbolista se levanta como impulsado por resortes y el estratega todavía lo empuja. Así es, así vive su pasión.

En la otra banca se vive la quietud a pesar de estar abajo en el marcador desde el minuto uno por el gol de Juan Carlos Cacho, pero a diferencia de otros encuentros, Guillermo Vázquez Herrera está todo el tiempo parado en su área técnica.

Su brazo derecho lo cruza por el pecho, el codo izquierdo reposa y la mano está en la quijada, está pensativo, y esa postura pocas veces la quiebra para extender sus brazos y dar una señal, una instrucción.

Es obvio que por dentro está que hierve, le da instrucciones al volante derecho Sergio Nápoles para que se pegue a la banda, que desborde por la misma; se aguanta los errores de Pablo Barrera, a quien por fin le aplaude cuando hace un buen disparo a gol, aunque se vaya desviado.

Sus jugadores se acercan al gol, estrellan un balón al travesaño, confía en que ya saben lo que tienen que hacer, lo trabajaron en la semana y por eso tal vez no hace tantos aspavientos. Es su forma de ser, es un témpano.

Pero al inicio del segundo tiempo se queda sentado en su banca y no salió a su área técnica a festejar el gol de la igualada, el del argentino Mariano Pavone, mientras que Cardozo está parado con las manos en la cintura, enojado y no lo puede creer.

A Edy Brambila le movió la mano derecha de arriba abajo para decirle que entre con dinámica y el que sale es Antonio Naelson “Sinha”, en medio de un sonoro aplauso.

A los 60 minutos empezó a llover en el estadio Nemesio Díez, pero ni eso hace que Cardozo se refugie en su banca, y es minutos después cuando Guillermo Vázquez sale unos 120 segundos a su área técnica y luego a su lugar favorito.

Y con el espectacular disparo de Alejandro Castro para el 2-1 celeste, apenas salió Vázquez Herrera a su área técnica para sin ademanes ni nada festejar el golazo, al tiempo que en la tribuna se desgranaba el coro “azul, azul…”.

La desventaja aceleró más el corazón de Cardozo, quien era contenido por la línea que limita su campo de trabajo, porque si no ingresaría a la cancha.

A cinco minutos del final salió “Memo” Vázquez de la banca y con su mano derecha dio instrucciones a sus jugadores de salir de su área, de adelantar líneas, de ya no jugar más la pelota en su terreno, y le hicieron caso.

Al final se impuso la quietud de Vázquez Herrera, quien sí explotó de júbilo cuando su arquero Guillermo Allison paró el penal, brincó y levantó los brazos al cielo, y los ademanes y berrinches de Cardozo tendrán en otra ocasión su recompensa.

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